miércoles, 26 de noviembre de 2014

¡Despierta!

Siguió corriendo, esquivando los árboles. Estaba casi sin aliento, pero no podía parar. ¿Por qué coño corría?

(…)

Hacía un par de días estaba en su precioso piso recién mudada. Le había costado horrores salir de esa maloliente y pútrida casa, qué digo casa, agujero. Si todos los padres adoptivos eran como los suyos, deberían de dejar que los niños huérfanos murieran en la calle, eso sería menos cruel. Había sido un auténtico infierno esos dos años y, con todo, aguantó. Los golpes, los abusos, los insultos… Bud había sido un cabrón borracho desde que la pareja la adoptó, pero tras la muerte de Joy, se había convertido en el mayor hijo de puta del mundo. Joy siempre pudo ponerle algo de límite, pero no por ello era una santa. A Joy le gustaba el polvo de ángel… Se fumaba aquella mierda y quedaba ida por horas. La mayor parte del tiempo que estaba consciente, era por el mono y porque no le quedaba más que meterse… Tampoco era muy agradable.

Incluso le obligaron a trabajar tardes y noches para costearles sus mierdas, y siguió yendo al colegio porque sino los de asuntos sociales hubieran metido ahí el morro, eso no les interesaba. No era todo tan malo, las cosas fueron a peor cuando Joy murió de sobredosis en una de sus salidas a por su píldora de la paz. Ahí todo empeoró, Bud comenzó a beber más, si eso era posible. Ya no tenía quién lo controlase, por lo que los abusos hacia ella aumentaron, si estaba de mal humor la vapuleaba hasta que se cansaba… Por el contrario, si estaba de buen humor, la tocaba y abusaba de ella. No sabía qué preferir… Lo bueno de la muerte de Joy, era que podía coger y guardar algo de sueldo de lo que ganaba, Bud no controlaba tanto eso, no tenía una adicción que costearse. En pocos meses pudo fugarse, conseguir un trabajo a cientos de kilómetros de ese maldito hijo de puta y encontrar un trabajo en una cafetería pequeña y bulliciosa, de camarera.


(…)


Ahora, recapitulando, ¿por qué coño corría? Era una chica corriente, no más que nadie. No era ni muy guapa, ni muy lista, ni destacaba mucho por nada. Una chica del montón, con un pasado miserable. Imbuida en su hilo de pensamientos tropezó con una rama y cayó al suelo, estaba oscureciendo y le costaba ver por dónde corría. Se llevó una mano a la pierna dolorida, sobre la que había caído todo su peso. Tenía que seguir corriendo, no iban a parar, la iban a coger. No sabía quiénes eran, ni los había visto, pero sabía que los tenía detrás, lo presentía, lo olía… ¿Olerlo? Si, si, parecerá una locura, pero olían a sudor y a grasa de motor… Y a ¿salsa barbacoa? Era una locura, no podía saber todo eso, pero lo  sabía. Se levantó como pudo y siguió su camino entre los árboles, con una leve cojera.

Enseguida cayó la noche y ella exhausta paró de correr, apoyando su respaldo en un árbol, rezando por que no la vieran. No tardó en oír sus pasos, y olerlos más de cerca. Aunque no tan cerca cómo parecía, ¿cómo podía oírlos tan de cerca? Suavizó su respiración, para que no notaran su presencia.

-¡Maldito gilipollas! ¿La has perdido?- una voz de hombre, muy aguda y molesta, irritante.

-¿Perderla yo?- otra voz más profunda y ronca.- ¡Una mierda!  Charly se enfadará mucho si no la encontramos pronto, esta noche es casi luna creciente, dijo que le toca.

-Yo no quiero estar cerca cuando esa cosa se desboque, malditos chuchos pulgosos- dice la voz irritante con desprecio.


¿Hablaban de ella? No podía ser, esos tipos se equivocaban, ¿por qué la perseguían entonces? Todo era muy confuso…

“Has nacido para la grandeza Teressa. Vamos pequeña mía, despierta”- una voz en su oído que hablaba en una lengua incomprensible, pero entendió perfectamente cada palabra. Nadie la llamaba Teressa, no desde que recordara, para el resto era Tessa o Tess. Miró alrededor buscando esa voz, ¿su madre? Incluso inconsciente en parte del peligro, se levantó un poco a mirar. Hizo crujir una rama con su movimiento, alertando de su posición. Los dos tipos echaron a correr para ella, que hizo por volver a echar a correr, pero las piernas le fallaron.

-La tengo- dijo el de la voz ronca, cogiéndola con un abrazo de oso por detrás y levantándola fácilmente del suelo.- Qué pequeña es… Pensaba que daría más problemas…- el tipo tenía pintas de boxeador y era él el que olía a grasa de motor y sudor, tenía restregones por toda la camiseta. De cerca el olor le era insoportable, le molestaba, le picaba la nariz. Ella se revolvió, moviendo las piernas frenéticamente. Pero siempre fue demasiado menuda, muy poca cosa, muy ligera. Bud nunca supo cómo podía aguantar tan bien los golpes que le asestaba, y se lo gritaba con varios insultos gratuitos.

-Pues vámonos, Charly la quería viva… A saber para qué… Dijo algo de que está marcada o no sé qué mierdas… - el otro tipo, que tenía cara afilada, enormes ojeras y una nariz alargada, le recordaba a un ratón. Le toco la cara para mirarla bien, tenía las manos pegajosas, y olían a salsa barbacoa y carne.- Yo no le veo nada…

-¿Marcada? Menudas gilipolleces, él sabrá, mientras nos pague…- el tipo grandote echó a andar con la chica en brazos, acabando por cargársela al hombro. Teressa siguió revolviéndose en vano.

-Soltadme, os equivocáis, soy solo una simple camarera- grito ella.

-Cielo, eres muchas cosas, pero no una simple camarera- el tipo de nariz alargada y aguileña, tocándole otra vez la cara.- Estos perritos son monos y todo antes del primer cambio, ¿no crees? 

-A mí no me importaría hincarle el diente a éste- el grandote, poniendo una mano en su culo y tocando.- No pasa nada si tardamos un poco en llevarla, ¿no?- bajando la mano del culo por las piernas. Un montón de malos recuerdos vinieron a la mente de Teressa, se prometió que nadie la volvería a tocar así… Y ahí estaba ese tipo y no podía hacer nada, iban a violarla, para eso la querían, seguro.

-Charly fue muy claro, la quiere ya… Aunque no tiene pinta de que vaya a experimentar su primer cambio como dijo… Por demorarnos un poco no pasará nada- acariciándole la cara. Teressa soltó un gemido lastimoso ante el tacto del hombre. El tipo que la cargaba la dejó caer en el suelo y ella se retorció un poco de dolor, ese tipo medía metro noventa, la caída fue dura.

-Reggie, siempre sabes cómo divertirte- dijo el de voz ronca medio riendo, pasando a despojarle sin mucho taco las ropas. Ella notar un roce de su piel comenzó a sentirse mal, muy mal, como si el fuego recorriera su cuerpo. Tenía fiebre, debía de ser eso… Se sentía confusa y la vista se le comenzó a nublar.


“¡DESPIERTA TERESSA!”- la voz maternal de antes y ella perdió toda razón.

Despertó, sí lo hizo, bajo la luz de la luna y entre temblores por el frío de entrada la noche. Miro alrededor y solo vio sangre, ropa hecha jirones y se miró las manos. Estaba desnuda y cubierta de sangre. ¿Qué había pasado?



martes, 25 de noviembre de 2014

Ambientación Partidas de Terror



Hace no mucho que me hice con el manual de Haunted House. Me lo leí entero casi de una sentada y es que, aparte de la rápida y clara explicación que da de todo, es un completo ready to play. Si no tienes historia pensada no es problema alguno, hay diversas tablas por las que con unas simples tiradas de dados tienes montada la historia y el escenario. Hasta te explica las razones de por qué los malos han decidido pasarse al lado oscuro.

Ha sido un gozo enorme leérmelo y un poco una revelación, pues hasta ahora mis partidas de terror se habían resumido a la llamada de Cthulhu (en mi ignorancia rolera respeto a sistemas, ya que no conozco muchos). Seguramente habrá sistemas más sencillos, pero yo he decidido apostar por éste.

Y tras mucho pensármelo, he creado una partida en Comunidad Umbría. He conseguido algunos conejillos de indias, que actúan como un equipo de televisión simulando un programa paranormal. Puesto que era mi primera historia con este sistema, he optado por darles libertad, tienen un objetivo y conforme descubran el sanatorio y pasen las horas… Bueno, todo será menos divertido.


Ahora, en mesa, Haunted House tiene pinta de ser muy dinámico, pero cuando pasamos a rol por web, hay varios problemas. Uno de ellos es la cadencia de juego, es complicado contar las horas, además están las descripciones del lugar. Yo he optado por un lugar con un mapa completamente creado por mí, pero lo “mejor” del rol por web es añadir material visual, sonoro, etc. Y para las horas, cada cambio de escena, será una hora que pasa, para que tengan constancia del tiempo.

Para la ambientación, he tenido la suerte de encontrar una web que cuenta con decenas de fotos de hospitales, sanatorios y fábricas abandonadas… ¡y una cárcel! Algunas ponen los pelos de punta. Dejo AQUÍ link



Además, como edificio principal estoy usando el Château Miranda que está abandonado desde 1991 y que también cuenta fotos por internet de su interior.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Un Mundo de Tinieblas VIII (Fin)



Volvieron para el piso y Dianne retiró un poco el sofá del salón sin esfuerzo. Se descalzó y aligeró de ropa, quedándose con una camiseta de manga corta que hizo que a Rudy se le fueran los ojos. Joder, su mentora estaba buena que te cagas, menudas… Una patada en el costado interrumpió sus pensamientos.

-¿Piensas hacer de sparring o vas a prestar atención? Golpéame- dijo ella en posición de combate.

Rudy intentó por todos los medios darle algún golpe, pero ella esquivaba y los devolvía con gran eficacia. ¡Joder como se movía!, y verla sudar con tan poca ropa, conforme a lo que estaba acostumbrado de verla tan tapada siempre, no ayudaba nada. Tenía que darle un infarto o algo si seguían con ese ritmo. Llevaban cuatro horas sin descanso y tenía las extremidades acalambradas. Al final pararon y Dianne haciendo un par de estiramientos fue a la cocina.

-¿Hemos acabado?- dijo Rudy dejándose caer por peso al sofá.

-¿Acabado? Apenas hemos empezado, ahora toca la pausa para comer, en una hora retomamos- dijo mientras sacaba algunas verduras del frigorífico y ponía las sartenes al fuego.

Rudy suspiro, no podía ser verdad. Luego se quedó mirándola mientras cocinaba. Estaba toda sudada, pero no parecía cansada, ni mucho menos. Tenía el pelo recogido en una de esas coletas altas descuidadas que le dejaban la mitad del pelo suelto y alborotado. Los mechones de su nuca estaban mojados y pegados a la piel debido al sudor. Y el cuello… Blanco, fino y delicado, surcado por alguna pequeña cicatriz apenas imperceptible si no te fijabas de cerca. ¿De cerca? Sin quererlo y mientras la miraba fijamente, Rudy se había acercado lo suficiente para situarse detrás de ella. Dianne que estaba centrada cocinando o no se había dado cuenta o no pareció importarle. Olía a sudor, pero era un olor dulzón que le evocó un recuerdo. Rozó uno de los mechones empapados con su mano y lo retiro con mimo del cuello, notó como un escalofrío recorrió a Dianne ante el gesto y ella se giró.

-Es lo que has temido siempre ¿verdad? El contacto físico es algo tan “íntimo”…- dijo Rudy con una sonrisa maliciosa y en un tono de voz grave y autoritario.

Dianne abrió mucho los ojos sorprendida pero no se movió. Rudy pasó una mano por su cintura y la atrajo dominante hacia sí, dándole un buen beso que ella correspondió inconscientemente.

-Eres deliciosa cariño, ni en siglos me imaginé que me encontraría una criaturita como tú… Y mucho menos tras tomar este recipiente que parecía tan inútil en un principio…- dijo Rudy mirándose la mano con la que no sujetaba a Dianne y luego volvió a clavar sus ojos en ella.- Pero tú, querida. Compensas todo, hasta la pérdida de memoria de estos días…

Dianne fue a abrir la boca atónita para decir algo.

-Shhh…- Rudy puso un dedo sobre sus labios y luego lo paseó acariciándolos con ternura.- No digas nada cariño, no rompas la magia…- volvió a robarle un beso.- Aunque no hayas visto a ninguno de los míos ya sabes qué soy, ¿no? Eres muy inteligente…- le soltó el pelo con la mano libre, ya que la que había puesto sobre su cintura seguía aferrándola fuertemente. Luego se lo peinó y jugueteó con él entre sus dedos.- Me encantas… Permíteme presentarme, disculpa mi mala educación- dijo Rudy serio, pero con un ligero tono divertido.- Soy Asmodeo, seguro que con ese nombre algo oíste de mí, ¿verdad?

Dianne solo asintió.

-Es divertida la paradoja del Cazador cazado, pero tú no eres la razón de haber venido… Ya me gustaría que mi único cometido ahora fueras tú… Créeme que no te arrepentirías- le volvió a acariciar el cuello y ella tembló, haciendo que Asmodeo esbozara una sonrisa al notarlo.- A pesar de todo, te quiero a mi lado, me gustas… Me gustas más de lo que me ha gustado ninguna humana o cualquier otro ser hasta ahora, y eso es mucho decir, cariño. Siéntete afortunada, ya que no me gusta dejar “testigos”, pero gracias a ti he recuperado la memoria antes. No te preocupes por el alma de este huésped, no acabé con ella, lo hizo él solo... En realidad era un llorón y un cobarde… Se quitó la vida tomando un bote de pastillas una noche de soledad y desesperación- Asmodeo negó con la cabeza.- Tampoco debería importarte, pero sé cómo son los de tu condición- la tomó en sus brazos y ella se dejó como si no tuviera voluntad.- Ahora vas a experimentar grandes placeres, querida, luego me marcharé… Pero en una semana te requeriré y te buscaré. Hasta entonces podrás buscar maneras infructuosas de acabar conmigo o comprarte algo de ropa más adecuada a mis gustos- dijo encaminándose hacia el dormitorio.- Te recomiendo lo segundo, lo primero te llevará a seguir caminos largos, tortuosos y sin fin y a la desesperación… Pero a tu elección lo dejo- la tumbó sobre la cama y la besó una vez más mientras le quitaba la ropa con mimo. 

Dianne se dejó hacer en todo momento, no sabía qué decir, tampoco podía hacer mucho. Rudy había llevado un Demonio consigo todo este tiempo y ella no había podido mantenerse alejada de él, ni darse cuenta antes. 

Sabía que había algo raro en el chico desde que lo vio en el bar, pero no pudo saber qué era. Ahora era demasiado tarde. Éste era su castigo.

FIN.




Un Mundo de Tinieblas VII



Volvieron a deambular por las calles, cogiendo un par de líneas de bus, Rudy ya no sabía ni donde estaban. Ese día la ciudad le parecía más gris y oscura, los edificios, la gente al pasar… Todos ignorantes de lo que podía estar caminando entre ellos, inconscientes, como lo había sido él hasta hacía apenas dos días… Todos con sus cosas, sus ritmos frenéticos, sus vidas… Lo llevó al museo de historia natural. ¿Un museo? ¿Qué le iba a decir ahora? ¿Qué los dinosaurios existían también? Sonrió ante la idea  y no la dijo en alto por temor a llevarse otro capón de Dianne. Entraron en el gran hall del lugar, lleno de animales disecados, plantas, esqueletos… Dianne se dirigió directamente a los almacenes y oficinas, parece que no era la primera vez que estaba allí por la soltura y la decisión que mostraba. Rudy la siguió y acabaron en los sótanos del museo. 

Allí entre estanterías, multitud de cajas de varios tamaños y cubiertas de polvo, había una mesa grande con una lámpara que iluminaba solo esa zona. Frente a la mesa un hombre de unos sesenta años, con pelo canoso, barba y minúsculas gafas. Parecía estar limpiando unas piedras grabadas con un pincel. Ya de más cerca vio que hacía el trabajo con mimo y dedicación. Dianne se puso frente a él con los brazos cruzados, como esperando una respuesta. Rudy no entendía nada. El viejecillo levanto la mirada y sonrió.

-Un placer volver a verla, señorita- dijo marcando suavemente las erres con acento de algún lugar del este de Europa.

-No puedo decir lo mismo Gus.

-Vaya… Una lástima, ¿a qué debo el placer de esta visita?

-Gus, no soy tonta y lo sabes, no me trates como tal. Sabes que soy tolerante con los vuestros, pero… Has cruzado una línea que no debías Gus. Te lo advertí el primer día que viniste a la ciudad y creo que fui muy clara.

-Sí, señorita. Fue clara y concisa, aún recuerdo los moratones que me quedaron- dijo en un tono afable pretendiendo bromear.

-Entonces explícame por qué usabas un Garra Roja para conseguirte material.

-No sé de qué me habla, ¿por qué ib…?- comenzó con su sonrisa amable.

Dianne lo cogió amenazadora del cuello.

-Gus, no me gustan los juegos. Has matado a gente inocente y eso no tiene perdón.

El viejecillo cambió su expresión afable a la seriedad absoluta, la poca luz que había en el sótano desapareció por completo. La oscuridad invadió el lugar y Rudy dio un par de pasos hacia atrás dudoso. Empezó a oír un forcejeo y ruido de cosas moviéndose. ¿Las cajas? ¿Las pesadas cajas que pesarían una tonelada se movían todas a la vez a su alrededor? Se estaban cayendo solas de las estanterías y Rudy se asustó, ¿qué coño era todo aquello? De repente el ruido, los movimientos, el forcejeo cesaron y una mano se apoyó en su brazo, causándole un sobresalto.

-Rudy, vámonos antes de que nos vean- dijo Dianne en voz baja.

-Joder qué susto, ¿qué coño ha pasado y qué ha sido eso?- dijo Rudy aun a ciegas.

-Ahora te explico, vámonos- lo tomó de la mano y lo sacó de allí, guiándolo. 

Al lado de las escaleras se veía ya algo de la luz que bajaba del piso superior. Estaba todo lleno de cajas por todas partes. Dianne le había guiado, pero de tener que salir solo de allí se habría tropezado al menos una docena de veces y caído contra el suelo de bruces. Ella subió ligera las escaleras soltando ya su mano. Rudy echó un último vistazo al oscuro sótano, había quedado hecho un caos, incluso había un gran sarcófago caído, pero por fortuna no estaba abierto. Menos mal, lo último que quería era ver una momia seca y putrefacta. Eso sí que sería gracioso, que existieran las momias, sería el colofón del mundo de pesadilla en el que estaba ya imbuido… Momias y zombies, claro que sí, unos jodidos zombies… ¿No había dicho Dianne algo de un Apocalipsis?


-Chaval, ¿eres imbécil? Muévete- le dijo en voz baja desde arriba de las escaleras y él la siguió. Salieron de allí sin llamar la atención.

-¿Qué ha pasado ahí abajo?- dijo Rudy tras unos minutos caminando en silencio.- ¿Qué era eso? Porque era una cosa, ¿verdad? Quiero decir, que no era humano…

-Sí que era humano, técnicamente…- dijo Dianne sacando un cigarro de su paquete arrugado y estirándolo para ponérselo en los labios.- Gus era un mago.

-¿Era…?

-De ser de otra forma no estaríamos vivos ni habríamos salido de allí. Esperaba que hablara algo antes de intentar nada, para saber las razones de esas muertes… Pero ya da igual- se encendió el cigarro y le dio una calada.- No te esperabas algo así, ¿verdad? Porque tenía pinta de ser un viejecillo… Pero los magos consiguen su poder sobre todo del estudio y los libros, suele resultar que cuánto más viejos son… más poder tienen. No te fíes de su aspecto “frágil”.

-Comprendo… y tomo nota. ¿Cuándo empieza mi entrenamiento real?

-¿Te parece poco real lo que has visto?- dijo Dianne sin dejar de caminar, fumando tranquilamente.

-Ya sabes a qué me refiero, mejorar mis aptitudes físicas y esas cosas que dijiste.

-Cuando lleguemos a casa si quieres, pero te advierto que no va a ser un paseo, tendrás que hacer lo que yo diga y no rechistar. Soy muy dura, pero mi método tiene sus resultados…

Rudy tragó saliva ante eso, si ella misma decía que algo iba a ser duro, debía prepararse. 


Un Mundo de Tinieblas VI


Al poco de anochecer, ya estaban en marcha. Rudy había intentado no abrir la boca desde lo ocurrido en la cocina. A Dianne no pareció molestarle tampoco que no abriera la boca. Fueron en varios transportes públicos hacia la zona oeste de la ciudad, gran parte del trayecto final lo hicieron andando. Rudy se limitó a seguir a Dianne todo el trayecto, mirando paranoico a todos lados cada vez que alguien le miraba en el bus o en la calle. ¿Habría ya alguien buscándolo de verdad? ¿Vigilándolos? Llegaron a una arboleda, ya acabados los límites de la ciudad. Allí les esperaba Carienn, que al verlos puso una bonita sonrisa encantadora, que pasó a pícara cuando posó los ojos en él y le saludo con la mano. Iba vestida con un corpiño y unos vaqueros ajustadísimos, y el pelo recogido con una cinta verde a un lado, iba maquillada de manera discreta, a excepción de unos labios rojo fuego, estaba tremenda. La cita con ella no le parecía de repente tan mala idea.

-Vaya… ¿Quieres engatusar al Garra Roja?

-No es para él… Es para mi cita- sonrió de nuevo con picardía hacia Rudy, que tuvo que desviar la mirada.

-Lo que sea, búscalo y acabemos… Creo que las cosas no son cómo pensábamos al respecto de todo.

-¿No son cómo pensábamos?- dijo Carienn levantando una ceja.- ¿Qué quieres decir?

-Creo que lo está controlando un mago, por lo que pude sacarle a Tim, es lo más probable… Pero debemos detenerlo igualmente. Buscar a un mago no es tan rápido como puede ser pararlo a él ahora mismo, no puede seguir matando.

-¿Un mago?- Carienn se quedó pensativa.- Podría ser… En ese caso solo tenemos que inutilizar al Garra Roja hasta que encontremos al otro… Algo jodidamente complicado. Nos curamos y recuperamos muy rápido, y más en nuestra forma guerrera… ¿Tienes… plata?- preguntó con respeto.

-Sí, necesito que lo distraigas- dijo Dianne sacando tres balas plateadas de su bolsillo con la mano izquierda y un revólver con la derecha. Abrió el tambor del revólver y colocó las tres balas, volviendo a colocar el tambor en su sitio con un pequeño giro de muñeca.

-Estáis de broma ¿no?- dijo Rudy perplejo.- No sé qué coño esperáis… ¿Pero un hombre lobo con tres tristes balas? No lo creo…

Carienn lo miró seria y Dianne comenzó a reírse.

-Es la plata lo que les daña, esto es más efectivo que un arma de gran calibre, créeme… Es más, para qué abres la boca si no tienes ni idea de lo que vas a ver, ni de lo que hablas… Puede que si lo ves ni lo recuerdes, ya que tu mente intentará desesperadamente olvidar algo como un crinos, un hombre lobo en su forma guerrera… Reza por salir vivo de esto…- Dianne se guardó el revólver.

-Vamos, él debería quedarse aquí- dijo Carienn mientras se encaminaba a la arboleda olisqueando el aire.

-No, él viene, si es mi aprendiz debo saber si vale para ello…- Dianne siguió a Carienn un par de pasos por detrás.

Rudy se quedó mirando como avanzaban. Era frustrante todo aquello, no tenía suficiente con enterarse de toda esa mierda del Mundo de Tinieblas, como para que le ignoren y le traten así… Durante unos segundos pasó por su mente salir de allí y abandonar todo aquello. Si se escondía no tendría problemas de que le siguieran, solo debía cambiar de ciudad, de trabajo…

-¡Chaval! ¿Vienes o qué?- le gritó Dianne de entre los árboles. Rudy salió de su hilo de pensamientos, ¿ya que importaba a estas alturas? Siguió por donde venía la voz. 

Caminaron los tres unos minutos en silencio entre los árboles. Cairenn parecía ir guiándose por su olfato, menuda locura… Por su olfato… Quizás de eso se trataban los hombres lobo, solo humanos con sentidos más agudizados, al menos los vampiros eran como humanos en apariencia, solo que se alimentaban de su sangre. Eso tenía más pinta de ser algo sacado de un cómic, como los X-men… “Personas con superpoderes”, cualquier cosa le parecía más razonable que lo que llevaban contándole a lo largo del día. De repente Cairenn y Dianne pararon, lo que hizo que Rudy volviera a ganarse otro capón al tropezar contra Dianne yendo despistado en sus pensamientos.

-Shhh…- puso Dianne una mano en su boca cuando Rudy fue a protestar por el golpe.


Miro al frente y Cairenn ya no estaba. ¿Dónde se había metido? Dianne se puso en posición tensa de combate, a pesar de que no había nada a su alrededor que indicara indicios de nada. Rudy miró alrededor y no vio nada, oscuridad y árboles… De repente lo escuchó, un aullido y sonidos de pelea como de animales, pero animales muy grandes. Miro alrededor y no vio nada, Dianne le empujó contra un matorral y se puso en guardia mirando al frente, como esperando algo. Se adelantó unos cuantos pasos y le hizo señas de que no se moviera. Tras unos minutos dos moles de pelo enzarzadas la una con la otra llegaron casi a su altura, destrozando parte de la arboleda de la zona. Esas cosas eran temibles e hizo que Rudy se escondiera bien donde estaba, agazapándose. Medían casi tres metros cada una, eran todo garras y fauces. Una de esas cosas tenía el pelaje rojizo y una de las garras manchada por un pelaje como rojo sangre… Una cicatriz surcaba uno de sus ojos… ¿A esa cosa era a lo que se refería Cairenn esta mañana? Rudy apenas podía moverse, estaba atenazado por el terror que le embargaba, y Dianne estaba ahí de pie simplemente mirando, como valorando la situación con el revólver en la mano. La otra cosa, de tamaño similar era de un pelaje rojo brillante, le recordaba a… Pero no podía ser… La otra cosa no podía ser Cairenn, era una puta locura todo aquello. Agachó la cabeza y esperó que toda aquella locura pasara. Oyó un par de disparos al poco y un grito, ¡un grito de Dianne! Lo que le hizo salir de su escondrijo y asomar la cabeza, Dianne estaba apoyada contra un árbol, bastante malherida. Tenía un gran zarpazo de una de esas cosas en el brazo derecho e intentaba contener la hemorragia con el izquierdo. Las otras dos moles de pelo seguían peleando, pero él solo podía mirar a Dianne, se acercó a ella. A mitad de camino ella lo percibió.

-¡Chaval, estoy bien! ¡¡Dispara al de la mancha roja, date prisa!!- dijo señalando el revólver con la mirada.- ¡Hazlo o estamos jodidos!

Rudy se acercó rápido hacia el arma, ¿cómo narices se usaba eso? La levantó tembloroso y apuntó hacia ambas moles, una de ellas, la que supuso Cairenn apartó a la otra dejándola a tiro fácil. Rudy apretó el gatillo, pero no pasó nada. Se quedó mirando el arma perplejo.

-¡¡El puto seguro gilipollas!!- le gritó Dianne desesperada.

Esa cosa se percató entonces de su presencia y fue directo a él. Rudy quitó el seguro con un temblor de manos y volvió a levantar el arma y a apretar el gatillo y esta vez sí, disparó. La bala impactó en el pecho de la criatura, comenzando ésta a sufrir casi de inmediato una transformación hasta tener frente a él un lobo que se retorcía de dolor. La otra cosa se acercó a él, las heridas que los zarpazos le habían hecho en la pelea se estaban cerrando con rapidez, una vez se hubieron cerrado esa cosa cambió a Cairenn, para asombro de Rudy.
-Joder…- le salió en un hilo de voz mientras la chica pelirroja le devolvía una bonita sonrisa.

-De verdad tiene madera Dianne, otro se habría cagado encima y huido despavorido- dijo Cairenn acercándose coqueta a él que seguía bien sin saber qué hacer. Luego se agachó sobre el lobo y comenzó a hablarle como en gruñidos.

-¡Eh chaval! Una mano no me vendría mal- le gritó Dianne reincorporándose con la espalda apoyada en el árbol. Rudy se apresuró a ayudarla a levantarse y ella le sonrió.- No ha estado mal, esperaba menos de ti…

-Tienes que ir que te vea eso un médico…- dijo Rudy preocupado por sus heridas del brazo derecho.

-La hermana de Cairenn le echará más tarde un ojo, ella es mejor que cualquier médico. Cairenn, ¿qué dice?

-Incongruencias, parece que le han trastocado la memoria y nublado la razón. Si puede que haya un mago detrás de todo esto- Cairenn tomó al lobo en brazos sin esfuerzo.- Llamé a mi hermana, ella te curará y lo vigilará- dijo señalando con la cabeza al lobo.- Debe andar ya por las lindes de la arboleda si ese espíritu fue lo suficientemente rápido…- echó a andar por donde habían venido.

Rudy pasó un brazo por la espalda de Dianne para ayudarla a caminar, ella lo rechazó y echó a andar tras Cairenn con algo de dificultad, pero manteniéndose derecha. Maldita cabezota, estaba para el arrastre y ni aun con esas se iba a dejar ayudar… Siguió a ambas mujeres hacia el camino. Allí les esperaba una jovencita del mismo color de pelo que Cairenn, pero parecía más joven si cabía. Se acercó e inspeccionó al lobo y luego se acercó a mirar a Dianne. Posó su mano sobre el brazo herido y casi de inmediato sanó y se cerró.

-¿Magia?- dijo Rudy al ver eso.

La chica se percató en ese momento de su presencia y se sonrojó.

-Dones de su raza y auspicio- dijo Dianne.- Fiona es Theurge…- como si eso significara algo para él.

La chica sin decir nada se acercó y tomó al lobo en brazos y tras dar un tímido beso a Cairenn en la mejilla, desapareció.

-¿Dónde coño ha ido?- dijo Rudy mirando alrededor.

-A la Umbra, al plano espiritual. Se siente mejor allí…- Cairenn encogiéndose de hombros.- Bueno… Mi cita…

-Es todo tuyo, devuélvemelo de una pieza por la mañana como muy tarde, por favor- dijo Dianne recomponiéndose un poco la ropa rota que llevaba como si nada hubiera pasado y tras quitarle el revólver a Rudy de las manos, que aún llevaba por inercia se marchó caminando tranquila.

-¡Eh! ¡Espe…!- intentó decir Rudy, pero ya tenía la cara de Cairenn muy cerca mirándole y sonriendo.

-Aun no sé tu nombre…- dijo en un tono coqueto.

-R… Ru… Rudy…- dijo y tosió algo incómodo al verla tan cerca de su espacio personal.

-Vamos, yo te invito a comer- dijo tomándole de la mano y tirando suavemente de él.

-Espera Cairenn, en la ciudad me persiguen, no sé si Dianne te contó… Deberías tener cuidado…

Cairenn soltó una sonora y casi melódica carcajada.

-¿Crees que debo preocuparme por esas sanguijuelas? Dianne no es tonta, soy la mejor niñera que podía ponerte, ninguno se acercará si tienen el suficiente sentido común mientras estés a mi lado. Esos jodidos chupasangres no son nada para mí… Y si intentan tocarle un pelo a mi cita, los destrozaré con mis propias garras- dijo con una sonrisa maliciosa que cambió rápidamente a una encantadora.- ¿Te apetece una hamburguesa con patatas?

-Cla… claro- dijo abrumado y la siguió.

Fueron a una bonita cafetería donde ella pidió por él. Parecía muy impetuosa y lanzada… Y como dijo Dianne, no tener ni un pelo en la lengua. Carienn no paraba de hablar, todo el camino de vuelta a la ciudad no calló ni un minuto. Los hombres se volvían a mirarlos por donde pasaban, era una mujer guapa, voluptuosa y segura de sí misma… Bueno, una “mujer”… Él se entendía.


-Y bueno, estás pez en todo esto por lo que visto- dijo sin dejar de perder el contacto visual con él.- Pero pareces tener madera, Dianne pocas veces se equivoca.

-¿De qué la conoces?- dijo curioso.

-Bueno… Circunstancias… No quedan muchos de los míos, conforme  pasan las décadas nacen menos, nos extinguimos y los pocos que quedan eligen la corrupción a la defensa de Gaia…

-Oh, vaya, lo siento…

La mujer le sonrió pícaramente.

-Si quieres puedes ayudarme a engendrar más guerreros…- le dijo directa. Rudy se atragantó un poco por la insinuación y causó en ella otra carcajada.- En verdad que eres muy mono…- dijo poniendo los codos sobre la mesa y apoyando su cabeza sobre sus manos. Rudy se ruborizó y miró hacia su plato.- He visto tu potencial, con algo de entrenamiento… Serás temible, mira lo que has hecho en apenas un día… - le dijo algo más seria, Rudy levantó la mirada.

-Dianne está en mejor forma que yo, estoy muy lejos de poder hacer lo que ella hace.

-Si necesitas entrenamiento físico, cuenta conmigo- dijo cogiendo su vaso y bebiendo. Luego volvió a dejarlo sobre la mesa.- En todos los sentidos…- le guiñó un ojo.

Acabaron de cenar, Cairenn no paró de soltarle frases un tanto incómodas y muy directas durante la cena. Él prefirió callarse muchas veces, no tenía apenas experiencia con mujeres y algo tan directo lo apabullaba. Salieron de allí, con Cairenn sonriente colgada del brazo.

-Creo… Que debería volver con Dianne, quizás necesite ayuda, estaba malherida y…- empezó a excusarse malamente.

Cairenn lo calló con un buen beso, más lujurioso que otra cosa. Rudy la correspondió, cualquiera se negaba después de todo… Ella pegó su cuerpo al de él y le colocó sus manos estratégicamente a su ceñida cintura. Él se dejó hacer, el ímpetu de ella era imparable y el deseo por ella más que evidente. No había hombre en la Tierra que pudiera resistirse a algo así. Ella besó su cuello y encendió su pasión.

-¿Vendrías a mi casa?- le susurró con un mordisquito juguetón en la oreja.

Rudy tragando saliva y mirándola fijamente no pudo sino asentir. Ella lo tomó de la mano y se lo llevó a su pisito, que no estaba lejos. Parece que había elegido ese lugar para cenar por eso mismo. Él con una mano aún sobre su cintura, notaba el contoneo de sus voluptuosas caderas bajo esos pantalones apretados, no se creía lo que estaba pasando. Llegaron a su apartamento, era un sitio austero y la poca decoración que tenía era muy de mujer, aunque Rudy no pudo ver mucho, Cairenn no era de mucho hablar en determinadas situaciones por lo que parecía. Conforme estaba cruzando el portal, ya le faltaba la mitad de la ropa, él sería un inexperto, pero Cairenn compensaba con creces esa experiencia y unas manos ágiles también ayudaban. Joder, le había desabrochado los pantalones en un abrir y cerrar de ojos… Y ella se quitó la ropa con gran rapidez, como si no la hubiera llevado en ningún momento, con lo apretada que la llevaba… Las curvas que se adivinaban por encima de la ropa eran más impresionantes si cabía sin ella, Rudy no había estado con una mujer así ni en sus sueños. No llegaron ni a su habitación, esa mujer era todo pasión, ¿acaso eran así todos los hombres lobo? ¡Qué locura! Lo empujó contra la mesita que había al lado de la puerta principal, tirando un par de llaveros sobre el suelo que hicieron un estrepitoso ruido al caer, pero ellos no lo oyeron o no pareció importarles. Acabó de desnudarlo y ella se sentó sobre la mesita, rodeando su cintura con sus esbeltas piernas y acercándolo hacia sí con una sonrisa. Le cogió dominante la cabeza, sujetando fuerte su pelo y volvió a besarle mientras él la tomaba. Se pasaron toda la noche recorriendo el pequeño apartamento, lo dejó exhausto. 
El tour acabó en la habitación de ella, o eso suponía él. Cuando se dio por satisfecha y con él agotado y todo sudado sobre la cama, ella se incorporó y desperezó como si nada. Rudy miraba aún sin creérselo hacia el techo, intentando recuperar el aliento.

-Ya puedes volver con Dianne si quieres, seguro que querrá madrugar para buscar a ese mago- dijo mientras se estiraba sin darle importancia.- Desde luego sabes dar la talla, Rudy- le volvió a sonreír.- Me encantará repetir nuestra cita… Ahora deberías irte, Fiona se escandalizará y me regañará otra vez si vuelve y te ve en mi cama- se dirigió hacia la ducha.- No te preocupes por los chupasangres, no te tocarán… O más les vale…

Rudy se vistió y salió del edificio, deambuló por las calles hasta llegar al piso de Dianne. No sabía ni qué hora era, ¿cuánto había estado en casa de Cairenn? A saber, tampoco estaba para mirar la hora en ese momento… Un recuerdo de sus curvas invadió su mente y lo dejó loco por unos instantes. Llamó a casa de Dianne, preparando una disculpa por despertarla, pero ella ya estaba despierta, por lo que tuvo que ahorrárselo. Se limitó a abrirle la puerta y a seguir a sus cosas. Parece que estaba limpiando y engrasando varias armas que tenía desmontadas sobre la mesa.

-Si necesitas descansar puedes usar mi cama- dijo como ofrecimiento sin quitarle ojo a sus armas.- En 5 horas nos vamos.

-Claro…- dijo sin protestar yendo para la habitación de Dianne. 

Acababa de estar con Cairenn, a él la situación le parecía un poco violenta… Pero a Dianne no parecía importarle y era imposible que pensara que sólo habían cenado inocentemente, Rudy no esperaba una completa ignorancia de su parte. Pero claro, Rudy era el único que había dejado volar su imaginación con escenas de ambos, tras haber pasado un día con ella sabía que nunca iba a pasar algo así. Aunque le acababa de ofrecer su habitación… Entro por la puerta y vio una cama grande pulcramente hecha y un gran armario cerrado con llave. No había mucho más, una mesita sin ninguna pertenencia sobre ella. Rudy se descalzó y se quitó la chaqueta, luego se sentó sobre la cama. Era cómoda, se tumbó y comprobó que bastante cómoda. No tardaría mucho en coger el sueño y así fue. Le despertaron unos golpes a la puerta.

-¡¡Chaval!! ¿Has muerto o esa Fianna te sorbió hasta el alma?- Dianne desde fuera.- Date prisa, nos vamos.

Rudy saltó de la cama, se la arregló como pudo, sin llegar a dejarla ni por asomo con la pulcritud con la que la había encontrado. Se calzó y salió con su chaqueta en la mano. Se encontró a Dianne con su taza de café cargado, cuyo olor invadía ya la estancia.

-Te di media hora de cortesía, no puedes quejarte… Hay más café hecho si quieres.

Rudy se sirvió una taza.

-¿Es que nunca duermes?- le preguntó extrañado.

-Dormir es un lujo para mí, si hubieras visto todo lo que yo he visto ahí fuera… Tú tampoco dormirías, lo de anoche fue solo un paseo.

-Vaya… ¿Dónde vamos ahora?- dijo intentando cambiar de tema.

-A visitar a alguien…

-¿Visitar?- se bebió el café de un trago. Aun habiéndolo bebido durante un día entero le seguía sorprendiendo el intenso sabor y lo jodidamente bueno que le salía.

-Sep…- dijo sin dar más explicaciones y se ajustó una de las pistolas que estaban listas sobre la mesa en el arnés de debajo de su chaqueta. Se dirigió hacia la puerta. 

Un Mundo de Tinieblas V





Rudy asintió llevándose una mano a donde Dianne le había soltado el capón, algo dolorido y la siguió sin decir nada más. Tras un rato dando vueltas y callejeando, al final tuvo que preguntar.

-Dianne, ¿dónde coño vamos? Esto no es divertido…

-Necesito encontrar a alguien, pero ya cambió de sitio sin avisar… Otra vez… -Dianne resopló y le pegó una patada a un cubo de basura.- Malditos Pookas… Tim, como me estés gastando una jodida broma, te juro que te la devolveré con creces…- dijo gritando a un callejón.

Rudy la miro serio, esta mujer estaba loca, no podía ser otra cosa… Se le iba la cabeza y veía hombres lobo, “puccas” de esas y de todo donde no había nada. Comenzaba a plantearse por qué coño se había metido él en esa locura, mientras seguía como un autómata a Dianne por los callejones. Mientras ésta no había parado de maldecir al tal Tim. Se paró de repente frente a un perro callejero, despeluchado y marrón.

-¡Aquí estabas maldito bastardo! ¡Llevo horas buscándote!- comenzó a gritarle al perro.
Estaba loca de remate, desde luego. El perro la miró y lo escuchó ¿reírse? ¿En serio? Rudy lo miró flipando ya, lo que le quedaba por ver… O no… El animal cambió a forma humana… ¿Qué coño era eso?... Ay, Dios, ¿dónde se había metido?

-No te mosquees Dianne, solo quería verte un rato enfadada, te pones muy guapa.

-Déjate de cachondeos Tim… ¿Averiguaste lo que te pedí?

El hombre- perro o perro- hombre… O lo que demonios fuera se quedó un rato pensativo, con una expresión divertida en la cara.

-¿Tienes lo mío?

-Toma- Dianne sacó una pequeña bolsa de papel de su chaqueta y se la tendió a Tim, que tras mirar dentro, esbozó una sonrisa conforme.

-Eres un amor Dianne…- le dio a cambio un pequeño sobre.- Siempre un placer hablar contigo- volvió a cambiar a su forma de perro y se marchó.

-¿Qué era eso?- dijo Rudy acercándose a Dianne, que ya había guardado el sobre.

-Un changeling.

-Ajam…- dijo Rudy mirando a otro lado.

-Bueno, lo que más se asemeja que puedas imaginar sería lo que llamamos un “hada”.

-Sí, claro… Las hadas tienen alas, vuelan… son guapas… Esas cosas… No son medio perros raros…

Dianne hizo el amago de darle otro capón y Rudy se encogió ante el gesto.

-¿Qué te dije?

-Perdona, me callaré…

-Las “hadas”, aunque deteste llamarlas así… Son criaturas extrañas… Digamos que tienen una parte feérica que renacen en cuerpos mortales. Viven a caballo entre un mundo imaginario y el mundo real. Son huidizas y no se suelen dejar ver mucho… Son complicadas, demasiado… Son seres que ni yo llego a entender del todo, ni nadie… A veces pienso que ni ellos mismos se entienden. No importa… Volvamos a casa, está anocheciendo y probablemente ya estén buscándote para darte caza.

Rudy la siguió, sin decir nada. Demasiada información para asimilar en tan poco tiempo. Mejor seguir todo lo que Dianne le indicara. Se sentía mareado por todo aquello, si hubiera tenido el estómago lleno a esas alturas habría vomitado. Poco le duraron las náuseas, al volver a casa de Dianne, ella se puso a cocinar. ¡Demonios, era un pecado no comerse eso! No sabía el hambre que tenía hasta que tuvo el plato delante, era media tarde, pero ella no parecía saber de horarios. Puso un único plato, el de él y ella se puso otra taza más de café recién hecho.

-¿No comes?- dijo él extrañado, resistiendo como pudo las ganas de comerse todo de una.

-No tengo hambre- dijo ella simplemente mientras pegaba un sorbo a su taza. Después desapareció en lo que Rudy supuso era su habitación, aquel piso tan enano no debía tener mucho más aparte de lo que él veía. 

Comió y no dejó nada en el plato, luego limpió todo. Tampoco era un mantenido, lo menos que podía hacer era recoger un poco. Dianne salió al poco de su habitación y sin mirarle, abriendo otro cajón de la cocina le soltó.

-Vaya, había contratado una chacha y no lo sabía.

-Yo… Solo pensé en ayudar…

-¿Sabes qué sería de ayuda? Que te interesaras más por todo lo que has visto hoy, por todo lo que sabes y, más importante, por lo que no sabes. Eres un ignorante y ahora que se te intenta abrir los ojos, simplemente pasas de todo- dijo ella con un ligero tono de enfado.

-¿Pasar? Te estoy siguiendo, estoy escuchando, como me dijiste…

-Eres un idiota, sabes que esta noche iremos a por algo y no te interesa saber si se puede matar y cómo… ¿O cómo esconderte de los chupasangres que deben tener a sus ghouls ya buscándote? Deberías intentar prepararte con más ganas…

-¿Ghouls? ¿Qué son? ¿Perros vampiro o algo así?- dijo bromeando Rudy, lo que hizo que se llevara otro capón de la mujer.- ¡Au! Solo bromeaba.

-Bromea con tu vida cuando estés solo ahí fuera, pero a mi lado esas cosas te las guardas chaval. Los ghouls son humanos que sirven a los vampiros, toman su sangre y les son fieles. Su sangre les da capacidades sobrehumanas… No comparables a las de sus amos, pero temibles para humanos como nosotros… Velocidad, fuerza o una mayor resistencia… Algunos con los siglos incluso aprenden más “trucos” de sus amos.

-¿Siglos? Espera… No me líes… Son humanos, ¿no?

-Sí, humanos, pero por cada uno de sus tejidos, de sus células corre sangre vampírica que les mantiene inmortales…

-Joder…- le salió a Rudy.- ¿Eso cómo se mata?

-Son humanos en teoría, solo debes entrenar tus capacidades físicas para estar a la altura en un encuentro… Tus “capacidades físicas”, algo de lo que hablaremos más tarde…

-¡Eh! No estoy gordo ni nada, estoy bastante bien- dijo Rudy mirándose y palpándose brazos y abdomen.

Dianne negó con la cabeza ante el gesto y con un rápido movimiento que Rudy ni vio venir, él estaba en el suelo. Se había aprovechado de que estaba apoyando todo su peso en una de las piernas para desestabilizarlo con un ligero golpe.

-¡No me jodas!- gritó Rudy desde el suelo e intentó incorporarse. Dianne no le dejó poniendo un pie sobre su pecho. No podía una mujer a la que sacaba varios centímetros y de complexión delgada tener más fuerza que él.

-Cállate, aprende de tus errores, levántate siempre, no te despistes, ten los ojos bien abiertos no cometas estupideces y sé sigiloso e invisible siempre que puedas- dijo ella agachándose acercando su cara a la de él, desde su posición ventajosa. Rudy forcejeó enfadado y ella se sentó sobre su pecho impidiendo todo su movimiento.- Dentro de no cometer estupideces deberías incluir no tocarle las narices a alguien que te pueda pegar una paliza, chaval… ¿Has entendido la lección o tengo que ser más concisa?- se levantó y le tendió una mano para ayudarle a incorporarse.

-Entendido…- dijo Rudy echando una mirada matadora a Dianne. Parece que no se iban a llevar tan bien como  la imaginación de Rudy quiso en un principio. Tomo la mano que le ofrecía y ella lo levantó sin mucho esfuerzo.

-Tienes mucho que aprender aún, no me hagas perder el tiempo. El tiempo siempre es algo crucial, adelantarte a los acontecimientos es decisivo- ella volvió a rebuscar entre los cacharros de los cajones de la cocina.

Un Mundo de Tinieblas IV


Rudy la siguió preguntándose dónde se escondería un hombre lobo y cómo narices sería. Lo último que esperaba era encontrar una chiquilla, que no debería superar casi la veintena esperándoles en la terraza de una cafetería. Era menuda y pelirroja, bastante mona y delicada. ¿Cómo narices iba a ser ella una de esas cosas peludas de las películas? No dijo nada, se sentó al lado de Dianne y escuchó.

-¿Es de fiar?- dijo la chica menuda arrugando ligeramente la nariz en su dirección.

-Mi aprendiz, no dirá nada, por la cuenta que le trae- dijo Dianne mirándole de reojo y echándole una mirada de “no la cagues”.

La chica asintió y le sonrió finalmente coqueta. Rudy bajó la mirada avergonzado.

-Es mono…

-Por favor, Cairenn, no me lo perviertas… Centrémonos y luego quizás te deje jugar un rato con él.

Rudy ante esto levantó la mirada atónito hacia Dianne. ¿Jugar con ella? ¿De qué estaba hablando? La chica pelirroja rio con ganas.

-¿Es un trato Dianne?

-Cairenn, por favor…

-Vale, vale… Buscas un lobo de color rojizo con una marca rojo sangre en el pelaje, en la pata izquierda delantera. Por lo que pude investigar, está en la parte oeste de la ciudad… También tiene una cicatriz en el ojo derecho, pero no creo que puedas distinguirla en su forma lupus y dudo que lo veas en forma homínida… No tiene manada, está solo… Es raro, la verdad. Además deberías tener cuidado, es un ahroun, un guerrero, peleará con todo… Ayudaré… Pero…

-Contigo siempre los hay…- dijo Dianne resoplando y cruzándose de brazos.

-Oh, vamos, no te pongas así, esta vez solo quiero una cita con él- dijo señalando a Rudy.- Se pone bastante mono cuando se sonroja, ¿es para todo así?

-Ni idea, pero podrás comprobarlo en tu cita.

-¡Eh!- protestó Rudy. No llevaba ni unas horas intentando comprender todo aquello y ya lo estaban usando como moneda de cambio.

-Me debes la vida, no lo olvides, ahora tu vida en la medida que lo vea necesario me pertenece- le dijo Dianne muy seria.

-Pero…- se acercó al oído de Dianne y le susurró.- Si no parece tener ni veinte años…

Cairenn echó a reír de buen humor.

-Es más gracioso de lo que pensaba…  A ver, ¿cuántos años me echas?

-No está bien hablar de la edad de una mujer- dijo Rudy desviando la mirada.

-Bueno, no estás ante una mujer exactamente- dijo con una sonrisilla.- Habla.

-No más de 20.

Cairenn comenzó a reír de buena gana.

-Tengo casi 40… Pero gracias por el cumplido.

Rudy la miró incrédulo.

-¿Cómo?

-¿Tu mentora no te ha contado lo suficiente sobre nosotros, no?- dijo la pelirroja con media sonrisa.

-Los Garou viven muchos años y se conservan de aspecto joven una gran parte de ellos…  A pesar de las cicatrices o marcas que acumulen con los años por batallas.

Rudy quedó completamente descolocado, simplemente asintiendo. No entendía nada, ¿con Garou quería decir hombre lobo? Si era una jodida chiquilla… Bueno, no, tenía casi 40 años… Pero… Era una mujer al fin y al cabo…

-Si me das una cita con él, te acompaño. Tengo curiosidad por saber por qué hace lo que está haciendo sin una manada que lo respalde siquiera… Ahí hay gato encerrado… Me huele a chamusquina.

-Iremos por la noche, parece que se siente más seguro para merodear por la ciudad.

-Ohhhh…- dijo Carienn con decepción.- ¿Y mi cita?

-Después…

-Vaaaaleee…- dijo conforme.- Nos vemos cuando anochezca- antes de marcharse volvió a guiñarle un ojo a Rudy, lo que causó que volviera a avergonzarse.

-¿Ella era…?- dijo Rudy confuso.

-Sí, Carienn “Lengua-Afilada” McDowell, Fianna, Ragabash.

-¿Qué?- dijo Rudy confundido del todo.

-“Lengua-Afilada” es su logia, su “sobrenombre” podría decirse… Habla normalmente de una cualidad, ya sea buena o mala… Entre ellos se suelen llamar por sus sobrenombres, ya te imaginarás de dónde viene el suyo… No se calla ni una. Fianna se refiere a la tribu a la que pertenece, sus orígenes y raíces… Los suyos están arraigados en la cultura celta. Ragabash se refiere a su auspicio, la fase de la luna en la que nació… También les dan cualidades especiales. Digamos que en este Mundo, los hombres lobos son protectores de Gaia y Selene, de la Naturaleza… Son sus guerreros por decirlo de alguna forma.

-¿Guerreros de la naturaleza? Yo siempre los vi como criaturas salvajes, bichos peligrosos sin raciocinio…- Dianne le soltó un buen capón a Rudy que hizo que se callara.

-Olvídate de lo que hallas visto en las películas o leído en libros, esto es el mundo real, un Mundo de Tinieblas… Nada es como piensas… O como imaginas, ni un poquito… Calla, escucha y aprenderás.


Un Mundo de Tinieblas III


Ya en el baño se miró en el espejo. ¡Menudas ojeras tenía! ¿Cómo iba a llevar dos días durmiendo? Luego se miró la ropa y se horrorizó, quitándosela de inmediato… Sangre seca por todas partes. No podía ser, rápidamente y mirando al espejo se retiró con cuidado la venda del cuello y lo que vio lo dejó perplejo. Dos agujeritos, próximos entre sí y perfectamente alineados. ¿Qué coño era aquello? ¿De verdad existían los vampiros? En ese caso, le debía la vida a esa mujer… Necesitaba que le contara todo… Pero antes una ducha, olía como una manada de jabalíes, y la mujer era demasiado guapa, al menos por eso debía asearse. Había pasado dos días durmiendo en su sofá, cubierto de sangre seca y oliendo a perro mojado… Y aun así había cuidado de él… Era un ángel, qué digo, una diosa…

Salió de la ducha, con el pelo aún húmedo y vestido con lo que la mujer le había dado, unos vaqueros, una camiseta y una sudadera. Eran de hombre, esperaba que no de su novio, aunque ahora mismo le urgía más saber todo eso del asunto de los vampiros y por qué narices ella sabía tanto… Al abrir la puerta del baño un rico olor le llegó. Y encima cocinaba… Una diosa, sin duda.
Salió y sobre la barra que separaba la cocina del salón había un par de platos dispuestos para ser servidos. Ella estaba otra vez de espaldas a él esta vez cocinando. Podrían haberle atacado una vampiresa o los malditos alienígenas, pero él se sentía el hombre más afortunado del mundo. A pesar de vestir ropa algo ancha, su figura desdibujaba un cuerpo de escándalo bajo esa ropa. Ella se giró y lo miró con indiferencia.

-Parece que la ropa te vale- volvió a los fogones.- Siéntate- señaló uno de los taburetes con la paleta de madera con la que estaba cocinando.

Rudy obedeció de inmediato, algo le decía que a pesar de ser callada tenía frente a sí a una mujer temperamental y no quería enfadarla. ¡Demonios, no! Todo lo contrario… Ella le sirvió en su plato solo, algún tipo de carne oscura. Olía de maravilla, pero el aspecto…

-¿Qué es esto?- dijo él extrañado pinchando con el tenedor desganado la carne.

-Hígado- dijo ella dejando en el fregadero la sartén.- Perdiste mucha sangre, debes reponerte- saco otra sartén y la colocó en el fuego para seguir cocinando.

-¿Hígado? ¿De verdad esperas que me coma esto? Tiene una pinta…- volvió a pincharlo con el tenedor con bastante desagrado.

Ella le echó una mirada matadora.

-Mira chaval, por mí te hubiera dejado desangrándote en ese puto callejón… Pero no era lo correcto, no me toques los huevos porque puedo dejarte mucho peor que esa jodida chupasangres y créeme que yo cubriría mejor mis huellas que ella…- le dijo muy seria e intimidatoria.

-P… Per…Perdona… Gracias por la comida...- se metió un trozo de carne en la boca con una mueca de asco, y para su sorpresa le supo a gloria. Ella acabó de cocinar el resto, huevos y bacon, también le sirvió parte a él y ella apenas se echó nada en el plato. Sirvió café recién hecho en un par de tazas y se sentó a su lado para comer en silencio.- Deduzco entonces que estamos desayunando…

-Eres un lumbreras para parecer tan sumamente idiota- le dijo con sarcasmo y sin cambiar su tono neutral. Se bebió su café de un largo trago y se echó otro, apenas tocó la comida más que para revolverla un poco. Se levantó y limpió su plato, tirando lo poco que se había echado, pero volvió a beberse otro café más.

Rudy sin embargo devoró todo, estaba buenísimo y el café, el mejor que había probado en toda la ciudad… Tenía unas manos de oro, esa mujer tenía que ser su esposa por lo menos. No comprendía cómo vestía y vivía así, podría ser modelo si quisiera, ¿modelo? Una jodida estrella de Hollywood. Rudy, no te desvíes, al tema.

-Y sobre los vampiros…- dijo con la boca aun llena.- Me dices ¿que están entre nosotros?

-Y no solo ellos, el mundo es más oscuro de lo que piensas…- le pegó otro trago a su café y puso otra cafetera más. Busco entre sus bolsillos y saco del bolsillo trasero un paquete arrugado de tabaco y se encendió uno.- Mira chaval, todo está mucho más jodido de lo que parece… Y tú pareces formar parte de esto, al menos ahora- le pegó una larga calada a su cigarrillo.- Te resististe al Beso de un chupasangre… Algo raro, tú tampoco eres como el resto...

-¿No soy como el resto? ¿Te refieres a normal?- Rudy rio.- ¿Me estás tomando el pelo? ¿También soy un vampiro?- luego se puso serio.- No me jodas que por haberme mordido ahora soy… No, ¿verdad?- digo asustado llevándose una mano al cuello y levantándose del taburete.- ¿No me habrá infectado? Joder, joder…

La mujer comenzó a reír irremediablemente al ver su reacción y siguió recogiendo la cocina con el cigarro en la boca. Rudy la miró serio.

-¿Estoy infectado o no?

-Infectado de idiotez suprema diría yo…- dijo ella negando con la cabeza.- Tendré que probarte y ponerte al día… Y tienes mucho que entrenar- dijo mirándolo de arriba abajo.

-¿Probarme?- Rudy volvió a ruborizarse.

-No te hagas ilusiones chaval, siéntate- dijo señalándole el taburete que tras su exagerada reacción seguía en el suelo.- Te explicaré primero… Cuando dije que no eres normal me refiero a que las personas normales se dejan llevar cuando un chupasangre les da el Beso, es éxtasis dicen… Pero tú se sobrepusiste a él, con tu fuerza de voluntad… Si conseguiste eso, quizás puede ser que seas como yo.

-¿Cómo tú?- Rudy se apartó un poco instintivamente.- ¿Qué eres?

Ella arqueó una ceja al ver su reacción.

-Te he tenido dos días entero indefenso en ese sofá, chaval, no pienses nada raro. De matarte o comerte no habría perdido el tiempo en explicarte nada… Yo soy un Juez, un Cazador de todas esas cosas… Pero al fin y al cabo soy humana también. Se puede decir que algunos de nosotros desarrollamos maneras de combatir a esos seres que pueblan el mundo, la mayoría nunca saben que los tienen y viven en la ignorancia, pero algunos de nosotros nos entrenamos y luchamos contra ellos. Para establecer un equilibrio.

Rudy se quedó unos minutos atónito, ¿cazadores? ¿Vampiros? ¿Ha dicho “seres”?

-De ninguna manera me voy a creer esa milonga. Si hubiera cosas así todos lo sabríamos, un vampiro está muerto, esas cosas se notan y el gobierno intervendría… Ya sabes, la CIA, el FBI o el mismo presidente…

La mujer volvió a reír y apagó el cigarro de cualquier manera en el fregador.

-¿Y si están comprados? ¿Y si los manipulan a su antojo? ¿Y si incluso algunos de ellos son seres sobrenaturales? ¿Cuándo notaste que la chica de la otra noche era un vampiro? ¿Cuándo te besó o cuándo te lo he dicho yo hace un momento? Si ni siquiera recuerdas que te mordió… Saben esconderse, esas sanguijuelas saben camuflarse, imitarnos y no son los únicos…

-¿Qué más hay ahí fuera?

-Pues seguramente más cosas de las que te pueda enumerar o contar. Lo más común que haya tenido que afrontar: vampiros, hombres lobo, magos y algún que otro wraith molesto…

-¿¡Qué!?- dijo Rudy quedándose de patata.- No, no, no, yo paso de esto, no me puedes liar en una mierda así…- se levantó de la silla.- Mira, muchas gracias por cuidarme, por la comida y por la ropa, te la devolveré cuando la lave… Yo soy un simple oficinista y quiero seguir como estaba, ir al trabajo, salir y beberme unas cervezas y seguir mi vida normal…

-Tu vida no volverá a ser normal. Te buscarán y te matarán- dijo encendiéndose otro cigarro.- En tu mano queda si esperarás como una oveja sumisa a que la trasquilen o si les enseñarás los dientes y te quitarás la piel de cordero cuando eso pase. Si sobrevives o cambias de opinión, vuelve y te instruiré, seas de los míos o no. Para cazarlos no siempre tienes que tener un don… El entrenamiento suele compensar en gran parte las Facultades.

Rudy se quedó parado e indeciso sin saber qué hacer, ¿y si esa mujer tenía razón?

-Digamos que me quedo… Digamos que te creo… ¿Ahora qué? ¿Me convierto en un cazacosas de esas? No tengo ni idea de usar un arma, ni mucho menos de distinguirlos… Soy un jodido oficinista. Hasta hace tres días no sabía de mi futuro ni si iba a cena en casa o en un bar… ¿Quieres que ahora decida dejarlo todo por esto…?

-Yo te enseñaré lo básico, no todos ellos son malvados o malignos, hay de todo… Nosotros nos encargaremos de restablecer el equilibrio nada más y de mantener a raya lo que no deba ser tolerado. Es tu destino, tú eliges… Tampoco es tan difícil dar con ellos como crees, no todos son tan sutiles como quisieran…  ¿sabes de esos ataques de un animal en la ciudad? Fue un hombre lobo, un Garra Roja cabreado con la humanidad que piensa que es mejor exterminar la raza humana… No simpatizan mucho con nosotros, piensan que somos la causa de que el mundo esté como esté y los culpables del inminente Apocalipsis.

-¿Apocalipsis? ¡Ah no! Por ahí no paso…- dijo Rudy encaminándose hacia la puerta.

Ella le tomo del brazo.

-Chaval, conforme lo que sabes ya, si sales ahí fuera será tu fin como individuo igualmente. Deberías tomártelo con calma.

Rudy se paró, la miró y soltó un suspiro. Volvió a colocar el taburete en su sitio y su culo encima de él.

-¿Ahora qué?- dijo con pesadumbre.

-Ahora ponte guapo que nos vamos a recoger información- dijo ella sonriendo.- Y sobre todo, cállate la boca y no metas la pata.

-¿Recoger información?

La mujer asintió y abrió uno de los cajones de la cocina, levantó con cuidado un doble fondo tras retirar unos cuantos cacharros de dentro y sacó un arma y un par de cargadores.

-Wuo, wuo, wuo… ¿a dónde piensas ir por la información? ¿A Afganistán?

-Es por seguridad, si te callas la boca y te portas bien no pasará nada… Sino es probable que un hombre lobo nos tome de merienda, como quien dice- dijo mientras examinaba el arma y se la escondía bien en una sobaquera bajo su chaqueta. Con lo ancha que llevaba la ropa era imposible notarla.- Por cierto, me llamo Dianne, encantada- se encendió otro cigarro y se encaminó a la puerta.

-¿Hombre lobo?- dijo Rudy con la boca abierta y al ver que no encontraba respuesta y que Dianne se marchaba sin él, decidió acompañarla sin decir nada más.


jueves, 20 de noviembre de 2014

Un Mundo de Tinieblas II


Se despertó en un sofá mugriento en una habitación con apenas nada más aparte del sofá. Pegó un salto al notarse rodeado de un ambiente extraño. ¿Dónde estaba? Lo último que recordaba era esa rubita que lo sacaba para el callejón… Paseó la vista por el lugar, parecía un pequeño apartamento, estaba en un salón con un sofá roído y separado por una pequeña cocina por una barra. Las persianas estaban echadas, solo algo de luz se filtraba por ellas, dejando ver la gran cantidad de polvo que inundaba la sala. Lo más curioso y lo que debía preocuparle de verdad era la puerta: blindada y con numerosos candados. Iba a levantarse para verla más de cerca cuando oyó como comenzaron a descorrerse los seguros de la misma. Rápidamente Rudy volvió a tumbarse en el sofá y se hizo el dormido. Con los ojos entrecerrados distinguió una figura femenina entrar cargada con varias bolsas. Se tranquilizó un poco, y mientras ella colocaba todo de espaldas a él, Rudy se incorporó.

-¿Quién eres tú y qué hago aquí?

La mujer se giró, era la morena de la barra de anoche. ¿Cómo que morena? Él recordaba haber salido de ese lugar con la rubita de la pista de baile. La mujer se acercó y fue directa a él, de frente, lo que provocó que él se ruborizara por la cercanía. Le examinó el cuello, y le dolió cuando le tocó.



-¿Qué tengo?- dijo el extrañado al notar como le destapaba un vendaje y a él le escocía. Fue a tocarlo instintivamente cuando la mano de ella lo paró y lo apartó de un ligero manotazo. Vaya, la chica tenía carácter.- ¿Piensas contestarme o qué?- dijo algo malhumorado.

Ella siguió con su ignorancia, se apartó y untó levemente la herida con algo que olía a rayos. El dolor mitigó un poco y la mujer volvió a taparle el cuello.

-Deberías taparte eso bien, disimular con un collarín o irán a por ti- dijo ella volviendo a colocar cosas en la diminuta cocina.

-¿Qué me ha pasado?- dijo él extrañado y sin dejar de mirar a la mujer. Realmente era más guapa de lo que le pareció en aquel bar… Sus piernas… Y su culo…

-No recuerdas nada…- le miró incrédula unos segundos. Su mirada hizo que a él se le parara el corazón, luego volvió a sus cosas.- Demostraste fuerza de voluntad suficiente como para no haber olvidado el ataque de un Vampiro, aún por el Beso…

-¿Vampiro? ¿Beso? ¿De qué me hablas? Esto es el mundo real, no el jodido Crepúsculo, no me tomes el pelo.

-¿Crepúsculo?- dijo ella con curiosidad.

-Sí, ya sabes las películas esas adolescentes de amor entre vampiros…

Ella se acercó seria y se sentó a su lado en el sofá.

-No te estoy hablando de películas, te estoy diciendo que ahí fuera hay depredadores nocturnos deseando darte caza y beber tu sangre. Visten como nosotros, nos imitan, pero están muertos… Su piel es fría como la piedra y por mucho que lo intenten no son como nosotros. Si prefieres no creerme, sal ahora mismo por esa puerta y espera un par de noches a que vayan a buscarte y acabar su trabajo contigo, no querrán tener por ahí pululando un testigo, con los colmillos de un neonato marcados en su cuello, no es bueno algo así para permanecer ocultos en las sombras- dijo sin dejar de mantener el contacto visual con él.

Rudy la escuchó incrédulo e hipnotizado por esos ojos verde alabastro. ¿Vampiros? ¡Venga ya! ¿En ese caso por qué seguía vivo? No dijo nada, contemplarla en ese momento era casi más importante que saber de qué narices le estaba hablando.

-Deberías darte una ducha… Llevas dos días con la misma ropa- se levantó y le tiró algo de ropa de un montón de una silla.- Eso debería valerte- le indico con un gesto dónde estaba el baño y ella siguió en la cocina.