viernes, 21 de noviembre de 2014

Un Mundo de Tinieblas III


Ya en el baño se miró en el espejo. ¡Menudas ojeras tenía! ¿Cómo iba a llevar dos días durmiendo? Luego se miró la ropa y se horrorizó, quitándosela de inmediato… Sangre seca por todas partes. No podía ser, rápidamente y mirando al espejo se retiró con cuidado la venda del cuello y lo que vio lo dejó perplejo. Dos agujeritos, próximos entre sí y perfectamente alineados. ¿Qué coño era aquello? ¿De verdad existían los vampiros? En ese caso, le debía la vida a esa mujer… Necesitaba que le contara todo… Pero antes una ducha, olía como una manada de jabalíes, y la mujer era demasiado guapa, al menos por eso debía asearse. Había pasado dos días durmiendo en su sofá, cubierto de sangre seca y oliendo a perro mojado… Y aun así había cuidado de él… Era un ángel, qué digo, una diosa…

Salió de la ducha, con el pelo aún húmedo y vestido con lo que la mujer le había dado, unos vaqueros, una camiseta y una sudadera. Eran de hombre, esperaba que no de su novio, aunque ahora mismo le urgía más saber todo eso del asunto de los vampiros y por qué narices ella sabía tanto… Al abrir la puerta del baño un rico olor le llegó. Y encima cocinaba… Una diosa, sin duda.
Salió y sobre la barra que separaba la cocina del salón había un par de platos dispuestos para ser servidos. Ella estaba otra vez de espaldas a él esta vez cocinando. Podrían haberle atacado una vampiresa o los malditos alienígenas, pero él se sentía el hombre más afortunado del mundo. A pesar de vestir ropa algo ancha, su figura desdibujaba un cuerpo de escándalo bajo esa ropa. Ella se giró y lo miró con indiferencia.

-Parece que la ropa te vale- volvió a los fogones.- Siéntate- señaló uno de los taburetes con la paleta de madera con la que estaba cocinando.

Rudy obedeció de inmediato, algo le decía que a pesar de ser callada tenía frente a sí a una mujer temperamental y no quería enfadarla. ¡Demonios, no! Todo lo contrario… Ella le sirvió en su plato solo, algún tipo de carne oscura. Olía de maravilla, pero el aspecto…

-¿Qué es esto?- dijo él extrañado pinchando con el tenedor desganado la carne.

-Hígado- dijo ella dejando en el fregadero la sartén.- Perdiste mucha sangre, debes reponerte- saco otra sartén y la colocó en el fuego para seguir cocinando.

-¿Hígado? ¿De verdad esperas que me coma esto? Tiene una pinta…- volvió a pincharlo con el tenedor con bastante desagrado.

Ella le echó una mirada matadora.

-Mira chaval, por mí te hubiera dejado desangrándote en ese puto callejón… Pero no era lo correcto, no me toques los huevos porque puedo dejarte mucho peor que esa jodida chupasangres y créeme que yo cubriría mejor mis huellas que ella…- le dijo muy seria e intimidatoria.

-P… Per…Perdona… Gracias por la comida...- se metió un trozo de carne en la boca con una mueca de asco, y para su sorpresa le supo a gloria. Ella acabó de cocinar el resto, huevos y bacon, también le sirvió parte a él y ella apenas se echó nada en el plato. Sirvió café recién hecho en un par de tazas y se sentó a su lado para comer en silencio.- Deduzco entonces que estamos desayunando…

-Eres un lumbreras para parecer tan sumamente idiota- le dijo con sarcasmo y sin cambiar su tono neutral. Se bebió su café de un largo trago y se echó otro, apenas tocó la comida más que para revolverla un poco. Se levantó y limpió su plato, tirando lo poco que se había echado, pero volvió a beberse otro café más.

Rudy sin embargo devoró todo, estaba buenísimo y el café, el mejor que había probado en toda la ciudad… Tenía unas manos de oro, esa mujer tenía que ser su esposa por lo menos. No comprendía cómo vestía y vivía así, podría ser modelo si quisiera, ¿modelo? Una jodida estrella de Hollywood. Rudy, no te desvíes, al tema.

-Y sobre los vampiros…- dijo con la boca aun llena.- Me dices ¿que están entre nosotros?

-Y no solo ellos, el mundo es más oscuro de lo que piensas…- le pegó otro trago a su café y puso otra cafetera más. Busco entre sus bolsillos y saco del bolsillo trasero un paquete arrugado de tabaco y se encendió uno.- Mira chaval, todo está mucho más jodido de lo que parece… Y tú pareces formar parte de esto, al menos ahora- le pegó una larga calada a su cigarrillo.- Te resististe al Beso de un chupasangre… Algo raro, tú tampoco eres como el resto...

-¿No soy como el resto? ¿Te refieres a normal?- Rudy rio.- ¿Me estás tomando el pelo? ¿También soy un vampiro?- luego se puso serio.- No me jodas que por haberme mordido ahora soy… No, ¿verdad?- digo asustado llevándose una mano al cuello y levantándose del taburete.- ¿No me habrá infectado? Joder, joder…

La mujer comenzó a reír irremediablemente al ver su reacción y siguió recogiendo la cocina con el cigarro en la boca. Rudy la miró serio.

-¿Estoy infectado o no?

-Infectado de idiotez suprema diría yo…- dijo ella negando con la cabeza.- Tendré que probarte y ponerte al día… Y tienes mucho que entrenar- dijo mirándolo de arriba abajo.

-¿Probarme?- Rudy volvió a ruborizarse.

-No te hagas ilusiones chaval, siéntate- dijo señalándole el taburete que tras su exagerada reacción seguía en el suelo.- Te explicaré primero… Cuando dije que no eres normal me refiero a que las personas normales se dejan llevar cuando un chupasangre les da el Beso, es éxtasis dicen… Pero tú se sobrepusiste a él, con tu fuerza de voluntad… Si conseguiste eso, quizás puede ser que seas como yo.

-¿Cómo tú?- Rudy se apartó un poco instintivamente.- ¿Qué eres?

Ella arqueó una ceja al ver su reacción.

-Te he tenido dos días entero indefenso en ese sofá, chaval, no pienses nada raro. De matarte o comerte no habría perdido el tiempo en explicarte nada… Yo soy un Juez, un Cazador de todas esas cosas… Pero al fin y al cabo soy humana también. Se puede decir que algunos de nosotros desarrollamos maneras de combatir a esos seres que pueblan el mundo, la mayoría nunca saben que los tienen y viven en la ignorancia, pero algunos de nosotros nos entrenamos y luchamos contra ellos. Para establecer un equilibrio.

Rudy se quedó unos minutos atónito, ¿cazadores? ¿Vampiros? ¿Ha dicho “seres”?

-De ninguna manera me voy a creer esa milonga. Si hubiera cosas así todos lo sabríamos, un vampiro está muerto, esas cosas se notan y el gobierno intervendría… Ya sabes, la CIA, el FBI o el mismo presidente…

La mujer volvió a reír y apagó el cigarro de cualquier manera en el fregador.

-¿Y si están comprados? ¿Y si los manipulan a su antojo? ¿Y si incluso algunos de ellos son seres sobrenaturales? ¿Cuándo notaste que la chica de la otra noche era un vampiro? ¿Cuándo te besó o cuándo te lo he dicho yo hace un momento? Si ni siquiera recuerdas que te mordió… Saben esconderse, esas sanguijuelas saben camuflarse, imitarnos y no son los únicos…

-¿Qué más hay ahí fuera?

-Pues seguramente más cosas de las que te pueda enumerar o contar. Lo más común que haya tenido que afrontar: vampiros, hombres lobo, magos y algún que otro wraith molesto…

-¿¡Qué!?- dijo Rudy quedándose de patata.- No, no, no, yo paso de esto, no me puedes liar en una mierda así…- se levantó de la silla.- Mira, muchas gracias por cuidarme, por la comida y por la ropa, te la devolveré cuando la lave… Yo soy un simple oficinista y quiero seguir como estaba, ir al trabajo, salir y beberme unas cervezas y seguir mi vida normal…

-Tu vida no volverá a ser normal. Te buscarán y te matarán- dijo encendiéndose otro cigarro.- En tu mano queda si esperarás como una oveja sumisa a que la trasquilen o si les enseñarás los dientes y te quitarás la piel de cordero cuando eso pase. Si sobrevives o cambias de opinión, vuelve y te instruiré, seas de los míos o no. Para cazarlos no siempre tienes que tener un don… El entrenamiento suele compensar en gran parte las Facultades.

Rudy se quedó parado e indeciso sin saber qué hacer, ¿y si esa mujer tenía razón?

-Digamos que me quedo… Digamos que te creo… ¿Ahora qué? ¿Me convierto en un cazacosas de esas? No tengo ni idea de usar un arma, ni mucho menos de distinguirlos… Soy un jodido oficinista. Hasta hace tres días no sabía de mi futuro ni si iba a cena en casa o en un bar… ¿Quieres que ahora decida dejarlo todo por esto…?

-Yo te enseñaré lo básico, no todos ellos son malvados o malignos, hay de todo… Nosotros nos encargaremos de restablecer el equilibrio nada más y de mantener a raya lo que no deba ser tolerado. Es tu destino, tú eliges… Tampoco es tan difícil dar con ellos como crees, no todos son tan sutiles como quisieran…  ¿sabes de esos ataques de un animal en la ciudad? Fue un hombre lobo, un Garra Roja cabreado con la humanidad que piensa que es mejor exterminar la raza humana… No simpatizan mucho con nosotros, piensan que somos la causa de que el mundo esté como esté y los culpables del inminente Apocalipsis.

-¿Apocalipsis? ¡Ah no! Por ahí no paso…- dijo Rudy encaminándose hacia la puerta.

Ella le tomo del brazo.

-Chaval, conforme lo que sabes ya, si sales ahí fuera será tu fin como individuo igualmente. Deberías tomártelo con calma.

Rudy se paró, la miró y soltó un suspiro. Volvió a colocar el taburete en su sitio y su culo encima de él.

-¿Ahora qué?- dijo con pesadumbre.

-Ahora ponte guapo que nos vamos a recoger información- dijo ella sonriendo.- Y sobre todo, cállate la boca y no metas la pata.

-¿Recoger información?

La mujer asintió y abrió uno de los cajones de la cocina, levantó con cuidado un doble fondo tras retirar unos cuantos cacharros de dentro y sacó un arma y un par de cargadores.

-Wuo, wuo, wuo… ¿a dónde piensas ir por la información? ¿A Afganistán?

-Es por seguridad, si te callas la boca y te portas bien no pasará nada… Sino es probable que un hombre lobo nos tome de merienda, como quien dice- dijo mientras examinaba el arma y se la escondía bien en una sobaquera bajo su chaqueta. Con lo ancha que llevaba la ropa era imposible notarla.- Por cierto, me llamo Dianne, encantada- se encendió otro cigarro y se encaminó a la puerta.

-¿Hombre lobo?- dijo Rudy con la boca abierta y al ver que no encontraba respuesta y que Dianne se marchaba sin él, decidió acompañarla sin decir nada más.


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