Ya en el baño se miró en el espejo. ¡Menudas ojeras tenía!
¿Cómo iba a llevar dos días durmiendo? Luego se miró la ropa y se horrorizó,
quitándosela de inmediato… Sangre seca por todas partes. No podía ser,
rápidamente y mirando al espejo se retiró con cuidado la venda del cuello y lo
que vio lo dejó perplejo. Dos agujeritos, próximos entre sí y perfectamente
alineados. ¿Qué coño era aquello? ¿De verdad existían los vampiros? En ese
caso, le debía la vida a esa mujer… Necesitaba que le contara todo… Pero antes
una ducha, olía como una manada de jabalíes, y la mujer era demasiado guapa, al
menos por eso debía asearse. Había pasado dos días durmiendo en su sofá,
cubierto de sangre seca y oliendo a perro mojado… Y aun así había cuidado de
él… Era un ángel, qué digo, una diosa…
Salió de la ducha, con el pelo aún húmedo y vestido con lo
que la mujer le había dado, unos vaqueros, una camiseta y una sudadera. Eran de
hombre, esperaba que no de su novio, aunque ahora mismo le urgía más saber todo
eso del asunto de los vampiros y por qué narices ella sabía tanto… Al abrir la
puerta del baño un rico olor le llegó. Y encima cocinaba… Una diosa, sin duda.
Salió y sobre la barra que separaba la cocina del salón
había un par de platos dispuestos para ser servidos. Ella estaba otra vez de
espaldas a él esta vez cocinando. Podrían haberle atacado una vampiresa o los
malditos alienígenas, pero él se sentía el hombre más afortunado del mundo. A
pesar de vestir ropa algo ancha, su figura desdibujaba un cuerpo de escándalo
bajo esa ropa. Ella se giró y lo miró con indiferencia.
-Parece que la ropa te vale- volvió a los fogones.-
Siéntate- señaló uno de los taburetes con la paleta de madera con la que estaba
cocinando.
Rudy obedeció de inmediato, algo le decía que a pesar de ser
callada tenía frente a sí a una mujer temperamental y no quería enfadarla.
¡Demonios, no! Todo lo contrario… Ella le sirvió en su plato solo, algún tipo
de carne oscura. Olía de maravilla, pero el aspecto…
-¿Qué es esto?- dijo él extrañado pinchando con el tenedor
desganado la carne.
-Hígado- dijo ella dejando en el fregadero la sartén.- Perdiste
mucha sangre, debes reponerte- saco otra sartén y la colocó en el fuego para
seguir cocinando.
-¿Hígado? ¿De verdad esperas que me coma esto? Tiene una
pinta…- volvió a pincharlo con el tenedor con bastante desagrado.
Ella le echó una mirada matadora.
-Mira chaval, por mí te hubiera dejado desangrándote en ese
puto callejón… Pero no era lo correcto, no me toques los huevos porque puedo
dejarte mucho peor que esa jodida chupasangres y créeme que yo cubriría mejor
mis huellas que ella…- le dijo muy seria e intimidatoria.
-P… Per…Perdona… Gracias por la comida...- se metió un trozo
de carne en la boca con una mueca de asco, y para su sorpresa le supo a gloria.
Ella acabó de cocinar el resto, huevos y bacon, también le sirvió parte a él y
ella apenas se echó nada en el plato. Sirvió café recién hecho en un par de
tazas y se sentó a su lado para comer en silencio.- Deduzco entonces que
estamos desayunando…
-Eres un lumbreras para parecer tan sumamente idiota- le
dijo con sarcasmo y sin cambiar su tono neutral. Se bebió su café de un largo
trago y se echó otro, apenas tocó la comida más que para revolverla un poco. Se
levantó y limpió su plato, tirando lo poco que se había echado, pero volvió a
beberse otro café más.
Rudy sin embargo devoró todo, estaba buenísimo y el café, el
mejor que había probado en toda la ciudad… Tenía unas manos de oro, esa mujer
tenía que ser su esposa por lo menos. No comprendía cómo vestía y vivía así,
podría ser modelo si quisiera, ¿modelo? Una jodida estrella de Hollywood. Rudy,
no te desvíes, al tema.
-Y sobre los vampiros…- dijo con la boca aun llena.- Me
dices ¿que están entre nosotros?
-Y no solo ellos, el mundo es más oscuro de lo que piensas…-
le pegó otro trago a su café y puso otra cafetera más. Busco entre sus
bolsillos y saco del bolsillo trasero un paquete arrugado de tabaco y se
encendió uno.- Mira chaval, todo está mucho más jodido de lo que parece… Y tú
pareces formar parte de esto, al menos ahora- le pegó una larga calada a su
cigarrillo.- Te resististe al Beso de un chupasangre… Algo raro, tú tampoco
eres como el resto...
-¿No soy como el resto? ¿Te refieres a normal?- Rudy rio.-
¿Me estás tomando el pelo? ¿También soy un vampiro?- luego se puso serio.- No
me jodas que por haberme mordido ahora soy… No, ¿verdad?- digo asustado
llevándose una mano al cuello y levantándose del taburete.- ¿No me habrá
infectado? Joder, joder…
La mujer comenzó a reír irremediablemente al ver su reacción
y siguió recogiendo la cocina con el cigarro en la boca. Rudy la miró serio.
-¿Estoy infectado o no?
-Infectado de idiotez suprema diría yo…- dijo ella negando
con la cabeza.- Tendré que probarte y ponerte al día… Y tienes mucho que
entrenar- dijo mirándolo de arriba abajo.
-¿Probarme?- Rudy volvió a ruborizarse.
-No te hagas ilusiones chaval, siéntate- dijo señalándole el
taburete que tras su exagerada reacción seguía en el suelo.- Te explicaré
primero… Cuando dije que no eres normal me refiero a que las personas normales
se dejan llevar cuando un chupasangre les da el Beso, es éxtasis dicen… Pero tú
se sobrepusiste a él, con tu fuerza de voluntad… Si conseguiste eso, quizás
puede ser que seas como yo.
-¿Cómo tú?- Rudy se apartó un poco instintivamente.- ¿Qué
eres?
Ella arqueó una ceja al ver su reacción.
-Te he tenido dos días entero indefenso en ese sofá, chaval,
no pienses nada raro. De matarte o comerte no habría perdido el tiempo en
explicarte nada… Yo soy un Juez, un Cazador de todas esas cosas… Pero al fin y
al cabo soy humana también. Se puede decir que algunos de nosotros desarrollamos
maneras de combatir a esos seres que pueblan el mundo, la mayoría nunca saben
que los tienen y viven en la ignorancia, pero algunos de nosotros nos
entrenamos y luchamos contra ellos. Para establecer un equilibrio.
Rudy se quedó unos minutos atónito, ¿cazadores? ¿Vampiros?
¿Ha dicho “seres”?
-De ninguna manera me voy a creer esa milonga. Si hubiera
cosas así todos lo sabríamos, un vampiro está muerto, esas cosas se notan y el
gobierno intervendría… Ya sabes, la CIA, el FBI o el mismo presidente…
La mujer volvió a reír y apagó el cigarro de cualquier
manera en el fregador.
-¿Y si están comprados? ¿Y si los manipulan a su antojo? ¿Y
si incluso algunos de ellos son seres sobrenaturales? ¿Cuándo notaste que la
chica de la otra noche era un vampiro? ¿Cuándo te besó o cuándo te lo he dicho
yo hace un momento? Si ni siquiera recuerdas que te mordió… Saben esconderse,
esas sanguijuelas saben camuflarse, imitarnos y no son los únicos…
-¿Qué más hay ahí fuera?
-Pues seguramente más cosas de las que te pueda enumerar o
contar. Lo más común que haya tenido que afrontar: vampiros, hombres lobo,
magos y algún que otro wraith molesto…
-¿¡Qué!?- dijo Rudy quedándose de patata.- No, no, no, yo
paso de esto, no me puedes liar en una mierda así…- se levantó de la silla.- Mira,
muchas gracias por cuidarme, por la comida y por la ropa, te la devolveré
cuando la lave… Yo soy un simple oficinista y quiero seguir como estaba, ir al
trabajo, salir y beberme unas cervezas y seguir mi vida normal…
-Tu vida no volverá a ser normal. Te buscarán y te matarán-
dijo encendiéndose otro cigarro.- En tu mano queda si esperarás como una oveja
sumisa a que la trasquilen o si les enseñarás los dientes y te quitarás la piel
de cordero cuando eso pase. Si sobrevives o cambias de opinión, vuelve y te
instruiré, seas de los míos o no. Para cazarlos no siempre tienes que tener un
don… El entrenamiento suele compensar en gran parte las Facultades.
Rudy se quedó parado e indeciso sin saber qué hacer, ¿y si
esa mujer tenía razón?
-Digamos que me quedo… Digamos que te creo… ¿Ahora qué? ¿Me
convierto en un cazacosas de esas? No tengo ni idea de usar un arma, ni mucho
menos de distinguirlos… Soy un jodido oficinista. Hasta hace tres días no sabía
de mi futuro ni si iba a cena en casa o en un bar… ¿Quieres que ahora decida
dejarlo todo por esto…?
-Yo te enseñaré lo básico, no todos ellos son malvados o
malignos, hay de todo… Nosotros nos encargaremos de restablecer el equilibrio
nada más y de mantener a raya lo que no deba ser tolerado. Es tu destino, tú
eliges… Tampoco es tan difícil dar con ellos como crees, no todos son tan
sutiles como quisieran… ¿sabes de esos
ataques de un animal en la ciudad? Fue un hombre lobo, un Garra Roja cabreado
con la humanidad que piensa que es mejor exterminar la raza humana… No
simpatizan mucho con nosotros, piensan que somos la causa de que el mundo esté
como esté y los culpables del inminente Apocalipsis.
-¿Apocalipsis? ¡Ah no! Por ahí no paso…- dijo Rudy
encaminándose hacia la puerta.
Ella le tomo del brazo.
-Chaval, conforme lo que sabes ya, si sales ahí fuera será
tu fin como individuo igualmente. Deberías tomártelo con calma.
Rudy se paró, la miró y soltó un suspiro. Volvió a colocar
el taburete en su sitio y su culo encima de él.
-¿Ahora qué?- dijo con pesadumbre.
-Ahora ponte guapo que nos vamos a recoger información- dijo
ella sonriendo.- Y sobre todo, cállate la boca y no metas la pata.
-¿Recoger información?
La mujer asintió y abrió uno de los cajones de la cocina,
levantó con cuidado un doble fondo tras retirar unos cuantos cacharros de
dentro y sacó un arma y un par de cargadores.
-Wuo, wuo, wuo… ¿a dónde piensas ir por la información? ¿A
Afganistán?
-Es por seguridad, si te callas la boca y te portas bien no
pasará nada… Sino es probable que un hombre lobo nos tome de merienda, como
quien dice- dijo mientras examinaba el arma y se la escondía bien en una
sobaquera bajo su chaqueta. Con lo ancha que llevaba la ropa era imposible
notarla.- Por cierto, me llamo Dianne, encantada- se encendió otro cigarro y se
encaminó a la puerta.
-¿Hombre lobo?- dijo Rudy con la boca abierta y al ver que
no encontraba respuesta y que Dianne se marchaba sin él, decidió acompañarla
sin decir nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario