Rudy asintió llevándose una mano a donde Dianne le había
soltado el capón, algo dolorido y la siguió sin decir nada más. Tras un rato
dando vueltas y callejeando, al final tuvo que preguntar.
-Dianne, ¿dónde coño vamos? Esto no es divertido…
-Necesito encontrar a alguien, pero ya cambió de sitio sin
avisar… Otra vez… -Dianne resopló y le pegó una patada a un cubo de basura.-
Malditos Pookas… Tim, como me estés gastando una jodida broma, te juro que te
la devolveré con creces…- dijo gritando a un callejón.
Rudy la miro serio, esta mujer estaba loca, no podía ser
otra cosa… Se le iba la cabeza y veía hombres lobo, “puccas” de esas y de todo
donde no había nada. Comenzaba a plantearse por qué coño se había metido él en
esa locura, mientras seguía como un autómata a Dianne por los callejones.
Mientras ésta no había parado de maldecir al tal Tim. Se paró de repente frente
a un perro callejero, despeluchado y marrón.
-¡Aquí estabas maldito bastardo! ¡Llevo horas buscándote!-
comenzó a gritarle al perro.
Estaba loca de remate, desde luego. El perro la miró y lo
escuchó ¿reírse? ¿En serio? Rudy lo miró flipando ya, lo que le quedaba por
ver… O no… El animal cambió a forma humana… ¿Qué coño era eso?... Ay, Dios,
¿dónde se había metido?
-Déjate de cachondeos Tim… ¿Averiguaste lo que te pedí?
El hombre- perro o perro- hombre… O lo que demonios fuera se
quedó un rato pensativo, con una expresión divertida en la cara.
-¿Tienes lo mío?
-Toma- Dianne sacó una pequeña bolsa de papel de su chaqueta
y se la tendió a Tim, que tras mirar dentro, esbozó una sonrisa conforme.
-Eres un amor Dianne…- le dio a cambio un pequeño sobre.-
Siempre un placer hablar contigo- volvió a cambiar a su forma de perro y se
marchó.
-¿Qué era eso?- dijo Rudy acercándose a Dianne, que ya había
guardado el sobre.
-Un changeling.
-Ajam…- dijo Rudy mirando a otro lado.
-Bueno, lo que más se asemeja que puedas imaginar sería lo
que llamamos un “hada”.
-Sí, claro… Las hadas tienen alas, vuelan… son guapas… Esas
cosas… No son medio perros raros…
Dianne hizo el amago de darle otro capón y Rudy se encogió
ante el gesto.
-¿Qué te dije?
-Perdona, me callaré…
-Las “hadas”, aunque deteste llamarlas así… Son criaturas
extrañas… Digamos que tienen una parte feérica que renacen en cuerpos mortales.
Viven a caballo entre un mundo imaginario y el mundo real. Son huidizas y no se
suelen dejar ver mucho… Son complicadas, demasiado… Son seres que ni yo llego a
entender del todo, ni nadie… A veces pienso que ni ellos mismos se entienden.
No importa… Volvamos a casa, está anocheciendo y probablemente ya estén buscándote
para darte caza.
Rudy la siguió, sin decir nada. Demasiada información para
asimilar en tan poco tiempo. Mejor seguir todo lo que Dianne le indicara. Se
sentía mareado por todo aquello, si hubiera tenido el estómago lleno a esas
alturas habría vomitado. Poco le duraron las náuseas, al volver a casa de
Dianne, ella se puso a cocinar. ¡Demonios, era un pecado no comerse eso! No
sabía el hambre que tenía hasta que tuvo el plato delante, era media tarde,
pero ella no parecía saber de horarios. Puso un único plato, el de él y ella se
puso otra taza más de café recién hecho.
-¿No comes?- dijo él extrañado, resistiendo como pudo las
ganas de comerse todo de una.
-No tengo hambre- dijo ella simplemente mientras pegaba un
sorbo a su taza. Después desapareció en lo que Rudy supuso era su habitación,
aquel piso tan enano no debía tener mucho más aparte de lo que él veía.
Comió y
no dejó nada en el plato, luego limpió todo. Tampoco era un mantenido, lo menos
que podía hacer era recoger un poco. Dianne salió al poco de su habitación y
sin mirarle, abriendo otro cajón de la cocina le soltó.
-Vaya, había contratado una chacha y no lo sabía.
-Yo… Solo pensé en ayudar…
-¿Sabes qué sería de ayuda? Que te interesaras más por todo
lo que has visto hoy, por todo lo que sabes y, más importante, por lo que no
sabes. Eres un ignorante y ahora que se te intenta abrir los ojos, simplemente
pasas de todo- dijo ella con un ligero tono de enfado.
-¿Pasar? Te estoy siguiendo, estoy escuchando, como me dijiste…
-Eres un idiota, sabes que esta noche iremos a por algo y no
te interesa saber si se puede matar y cómo… ¿O cómo esconderte de los
chupasangres que deben tener a sus ghouls ya buscándote? Deberías intentar
prepararte con más ganas…
-¿Ghouls? ¿Qué son? ¿Perros vampiro o algo así?- dijo
bromeando Rudy, lo que hizo que se llevara otro capón de la mujer.- ¡Au! Solo
bromeaba.
-Bromea con tu vida cuando estés solo ahí fuera, pero a mi
lado esas cosas te las guardas chaval. Los ghouls son humanos que sirven a los
vampiros, toman su sangre y les son fieles. Su sangre les da capacidades
sobrehumanas… No comparables a las de sus amos, pero temibles para humanos como
nosotros… Velocidad, fuerza o una mayor resistencia… Algunos con los siglos
incluso aprenden más “trucos” de sus amos.
-¿Siglos? Espera… No me líes… Son humanos, ¿no?
-Sí, humanos, pero por cada uno de sus tejidos, de sus
células corre sangre vampírica que les mantiene inmortales…
-Joder…- le salió a Rudy.- ¿Eso cómo se mata?
-Son humanos en teoría, solo debes entrenar tus capacidades
físicas para estar a la altura en un encuentro… Tus “capacidades físicas”, algo
de lo que hablaremos más tarde…
-¡Eh! No estoy gordo ni nada, estoy bastante bien- dijo Rudy
mirándose y palpándose brazos y abdomen.
Dianne negó con la cabeza ante el gesto y con un rápido
movimiento que Rudy ni vio venir, él estaba en el suelo. Se había aprovechado
de que estaba apoyando todo su peso en una de las piernas para desestabilizarlo
con un ligero golpe.
-¡No me jodas!- gritó Rudy desde el suelo e intentó
incorporarse. Dianne no le dejó poniendo un pie sobre su pecho. No podía una
mujer a la que sacaba varios centímetros y de complexión delgada tener más
fuerza que él.
-Cállate, aprende de tus errores, levántate siempre, no te
despistes, ten los ojos bien abiertos no cometas estupideces y sé sigiloso e
invisible siempre que puedas- dijo ella agachándose acercando su cara a la de
él, desde su posición ventajosa. Rudy forcejeó enfadado y ella se sentó sobre
su pecho impidiendo todo su movimiento.- Dentro de no cometer estupideces
deberías incluir no tocarle las narices a alguien que te pueda pegar una
paliza, chaval… ¿Has entendido la lección o tengo que ser más concisa?- se
levantó y le tendió una mano para ayudarle a incorporarse.
-Entendido…- dijo Rudy echando una mirada matadora a Dianne.
Parece que no se iban a llevar tan bien como
la imaginación de Rudy quiso en un principio. Tomo la mano que le
ofrecía y ella lo levantó sin mucho esfuerzo.
-Tienes mucho que aprender aún, no me hagas perder el
tiempo. El tiempo siempre es algo crucial, adelantarte a los acontecimientos es
decisivo- ella volvió a rebuscar entre los cacharros de los cajones de la
cocina.
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